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Los Números del Testamento como hilos de Ariadna del Corpus nostradámico
por Patrice Guinard

-- traducción Pía Urruzuno --

 

"Como no queda otro camino más que el estudio serio de los hechos, llegará el tiempo en el que éste reemplazará los cuentos de los adversarios y las vanas explicaciones de los comentaristas" (François Buget, 1863)

Para avanzar un poco sobre el camino del "esclarecimiento" de las cuartetas nostradámicas, y evitar tomar el camino equivocado, si esto no ocurre ya, como aquellos que sostienen que la obra del profeta de Salón no tiene sentido ni unidad de sentido, incluyendo a aquellos que tratan de desestructurar el corpus y de desposeerlo de su autor, no hay mejor "remedio" que el propuesto por Daniel Ruzo en 1962, a saber, el estudio del Testamento, auténtico, de Nostradamus, redactado dos semanas antes de su muerte.

El párrafo 25 del Testamento (según mi numeración, cf. La tercera y última Epístola de Nostradamus: Su Testamento, http://cura.free.fr/esp/22mntesp.html), nos informa sobre la entrega, a 3 ejecutores testamentarios, de 3 llaves – objeto metafórico y connotado donde los haya -, las cuales simbolizan en primer lugar, como lo demostró Ruzo, los números del Testamento, a saber, el 3, 13 y 22, protección de los expertos nostradámicos.

Las 3 claves de la decodificación del Testamento están materialmente representadas por las 3 llaves de los 3 cofres, entregadas a 3 ejecutores testamentarios, así como por los 3 tipos de valores comprendidos en la herencia, a saber, la casa (donde el usufructo está dividido en 3 partes), el dinero, y el mobiliario y los diversos utensilios (repartidos entre 3 herederos, Anne Ponsarde y sus primogénitos César y Magdeleine.

El número 3 refleja en primer lugar la organización tripartita de la obra del profeta de Salón, primero por supuesto las 3 ediciones sucesivas de las Centurias, pero también los 3 textos en prosa aclarando directamente el corpus profético, a saber, la epístola al rey Enrique, y el Testamento, señalado como la "tercera epístola" (cf. mi texto precedente que justifica esta disposición), y aún más ampliamente los 3 tipos de textos publicados por Nostradamus en vida, a saber, los Almanaques anuales, las Profecías "centúricas", y los demás textos y escritos anexos en prosa, como el Livre de Orus Apollo; el Traité des fardements & des confitures, La grand pronostication nouvelle pour l'an 1557, la Paraphrase de C. Galen sus L'exortation de Menodote, y también Les significations de l'Eclipse, los cuales son todos, probablemente, textos codificados en distintos grados.
 

Los Números 13 y 22 del Testamento

El número 13 está indicado algo curiosamente por Nostradamus, en el comienzo del texto (Testamento, 4), por los 13 pobres, ni más ni menos, a los que él ordenó se les envíe una limosna tras de su muerte, 13 pobres pues que debían recibir un óbolo inmediato, como lo observa Ruzo (en Le Testament de Nostradamus, traducción francesa, Mónaco, Le rocher, 1982, p.29)

Hay 13 destinatarios y beneficiarios del donante, dos instituciones religiosas, a saber, la iglesia del convento de San Francisco (cirios) y la capilla de Nuestra Señora, y 11 personas o grupos de personas físicas: los pobres, los hermanos de la observancia, los hermanos menores, Magdeleine Besaudin, sus tres hijas, su esposa Anne Ponsarde, César, Charles y André.

Hay 13 órdenes a cumplir, 11 en el Testamento y 2 en el Codicilo: emplazamiento de la sepultura de su cuerpo, donación a los pobres, donación a los hermanos de la observancia, donación a la capilla de Nuestra Señora de los Penitentes blancos, donación a los hermanos menores del convento de San Francisco, donación a Magdeleine Besaudin, donación de dinero a sus hijas, donaciones varias a su esposa Anne Ponsarde, donación a su hijo César de Nostradamus, donación a su hijo Charles, donación a su hijo André, nominación de sus ejecutores testamentarios y entrega de las llaves, donación suplementaria a su hijo mayor César de Nostradamus (Codicilo, 28), donación suplementaria a su hija mayor Magdeleine de Nostradamus (Codicilio, 29).

Hay 13 personas físicas comprometidas en la aplicación del Testamento, es decir, 11 beneficiarios directos y 2 ejecutores testamentarios: los 13 pobres tomados colectivamente, los hermanos de la observancia tomados colectivamente, los hermanos menores del convento de San Francisco tomados colectivamente, Magdeleine Besaudin, su esposa Anne Ponsarde, sus 6 hijos, sus dos ejecutores testamentarios Palamides Marc y Jacques Suffren (Testamento, 22).

Hay 13 personas que aparecen especialmente en el Testamento (cf. Ruzo, p.29): los 2 protagonistas, el notario Joseph Roche y el mismo Nostradamus, y otros 11, a saber, Magdeleine Besaudin, Anne Ponsarde, César, Charles, André, Magdeleine, Anne y Diane Nostradamus, Palamides Marc, Jacques Suffren y Martin Mianson (Testamento, 22 & 25).

Hay 13 testigos testamentarios, sea 11 testigos presentes una vez, y 2 testigos atestiguando los dos documentos, a saber, el notario Joseph Roche y el tesorero Jehan Allegret. Los otros son:

Joseph Raynaud
Martin Mianson, cónsul
Pallamides Marcq de Chasteauneuf, cónsul de Salón
Arnaud Barthésard Damysane, noble
Jaumet Viguier
Vidal de Vidal, guardián del convento de San Francisco de Salón
Jehan Giraud de Bessonne
Guilhaume Giraud
Anthoine Paris, doctor en medicina
Guilhen Heyraud, boticario
Gervais Bérard, cirujano de Salón

Entre los 13 testigos testamentarios, 11 firmaron uno u otro de los documentos, y 2 los dos documentos (obviamente el notario Joseph Roche y el tesorero Jehan Allegret), y en consecuencia 11 los firmaron, y 2 no lo hicieron declarando no saber escribir. (Testamento, 26 & Codicilo, 31), a saber, Joseph Raynaud y Jehan Giraud.

Los bienes muebles e inmuebles de la herencia se reparten en 13 grupos: la casa (= 1 ítem legado a César), la caja grande, la caja pequeña, la cama y sus accesorios, las piezas de tela, las piezas de estaño, las odres para el vino, y la pila cuadrada del sótano (= 7 ítems heredados por Anne Ponsarde), la copa de plata dorada, el astrolabio, el anillo de oro (= 3 ítems heredados por César), los dos cofres de nogal con su contenido (= 2 ítems heredados por su hija Magdeleine).

Es de notar que ni los cofres con sus tres llaves (símbolo de la verdadera herencia, es decir, de la obra profética), ni los libros ni la correspondencia son atribuidos a un heredero en particular.

Como lo remarca Ruzo, que excluye la casa de su recuento, las piezas de tela son 22 (6 sábanas, 4 toallas, 12 servilletas de mesa) así como las piezas de estaño (6 fuentes, 6 platos, 6 tazones, 2 jarras, 1 jarra para el agua, 1 salero), y también las piezas restantes si son incluidos en el recuento, los 3 cofres no atribuidos explícitamente, las 7 piezas que acompañan la cama, y los 3 odres para el vino, sumadas individualmente (cf. Ruzo, p.33). Dicho de otro modo, y para atenerse a los bienes muebles, Nostradamus habría legado 3 series de 22 objetos.

Los herederos o grupos de herederos que reciben las sumas de dinero son también 22, siendo los 13 pobres individualizados, los hermanos de la observancia, los hermanos menores, Magdeleine Besaudin, sus 3 hijas, su esposa Anne Ponsarde, sus hijos Charles y André. César no recibe dinero sino la verdadera herencia, comprendiendo en particular la casa con los 3 cofres y sus 3 llaves simbólicas, además de la obra profética que le es dedicada aparentemente (cf. L’épître à César, 1555)

Los números 13 y 22 son atestiguados por una ingeniosa puesta en escena del testamento. En efecto, 13 días separan la redacción del Testamento de la del Codicilo, y en los fondos 375 E 2 (Giraud)de los notarios de Salón, el texto del Testamento y del Codicilo está copiado en el registro 676 (folios 507 anverso a 512 anverso y folios 523 reverso y 524 anverso), y aparece sobre un total de 13 páginas, siendo 11 páginas sobre el Testamento y 2 páginas sobre el Codicilo, con 22 páginas en blanco intermedias. Volvemos a encontrar la división observada precedentemente en el documento, a saber, 13 = 11 + 2, y también 22 = 11 x 2. El conjunto de estos elementos no puede ser debido al azar, o a la labor de algún falso iluminado. Ha sido orquestado por Nostradamus a fin de dejar algunos indicios colaterales en cuanto a la organización de su obra profética.

Explican el carácter hermético del Testamento y sus singularidades de otro modo inexplicables: ¿Por qué la existencia de un codicilo en apariencia anodino e inútil, trece días después de la redacción del acto principal? ¿Por qué la numeración minuciosa de los utensilios de cocina y de las piezas textiles mientras que los libros y documentos que son el principal material de la existencia del profeta no son ni mencionados? ¿Por qué convocar para el codicilo a testigos distintos en su mayoría de aquellos admitidos en la lectura del testamento? ¿Por qué confiar una de las llaves a un personaje ausente a los dos actos? etc.

Otros números son a tener en cuenta, como lo hace Ruzo: los de las piezas de oro que constituyen la fortuna legada por el profeta. Allí aún Nostradamus toma todas las disposiciones adecuadas antes de su deceso, y la organización de las piezas de moneda constituye otra cara de la codificación de su corpus, al que consagraré próximamente un nuevo estudio. Ruzo hizo la observación liminar (p. 36), evidente, la que pone la mosca en la oreja, para aquellos que son finos en su observación, es decir, que la suma de los ducados simples, en número de 101, y de los dobles ducados – ¡a doblar! - , corresponden a las 353 cuartetas de la primera edición de las Profecías (Lyon, 1555).
 

Las Cifras del Testamento y el Número de cuartetas de las Centurias

Para atenerme a los tres números, a saber, 3, 13 y 22, diré que indican en primer lugar, de manera evidente, el número de cuartetas publicadas en las 3 ediciones sucesivas de las Profecías, que son:
 


 

¿Qué hacer con los números del testamento, 13 y 22, los que con el 31 (el tercer número, oculto, del que me serví para la numeración de los párrafos del documento), declinan las posibilidades combinatorias del número 4?

La suma de los cuadrados de los dos números es igual a la de las cuartetas de la primera y tercera series, a saber:
(13 x 13) + (22 x 22) = 653
siendo 353 (cuartetas de la edición 1) + 300 (nuevas cuartetas de la edición 3)

El cociente de los dos números es igual al número de cuartetas de la segunda serie
(13 x 22) = 286 (nueva cuarteta de la edición 2B)
o incluso (13 x 22) + 3 = 289 (nueva cuarteta de la edición 2A)

Resulta de ello que la segunda serie de ediciones (Lyon, Antoine du Rosne, 1557), cuya autenticidad fue discutida (principalmente en razón del hecho que la tirada de 642 cuartetas habría precedido cronológicamente a la de 639 cuartetas) y que Pierre Brind’Amour considera a título justo como una serie pirata pero "contemporánea de la fecha anunciada" (in Brind’Amour, 1996, p.544), encuentra en este dispositivo su justificación. Iremos incluso más lejos al remarcar que las fechas del final de impresión de las dos tiradas de esta serie, probablemente contemporáneas, a saber, el 3 de noviembre y el 6 de septiembre de 1557, están separadas por 58 días, exactamente igual a las 58 cuartetas que pretendidamente "faltan" a la séptima centuria.

Así nos encontramos, con la ayuda de operaciones triviales y coherentes, las 939 o 942 cuartetas atestiguadas por las ediciones sucesivas de las Profecías. En consecuencia, es inútil especular en vano e ingenuamente sobre las hipotéticas ediciones perdidas, "a los miles de cuartetas", que no cuadrarán con la superestructura numérica organizada por el profeta de Salón en su Testamento. Por otro lado, hay que escuchar la indicación de Nostradamus que figura en su Epístola a Henry.
 

Confirmación de las series "centúricas" mediante los números de Roussat

El tratado de Roussat, que se apoyaba sobre el de Turrel, propone cuatro períodos en los que el destino del mundo estaría suspendido. He aquí el texto (p. 34-35)

"En cuanto al presente opúsculo y tratado, será dividido en cuatro partes de las cuales la primera mostrará la conjetura del fin del mundo y último Período, por el movimiento de los dos pequeños Círculos, que durarán y se cumplirán en siete mil años, por el primer punto del signo de Aries y Libra del noveno cielo, haciendo cuatro estaciones, de las que, cerca del fin de la primera, vino el diluvio universal: en la segunda, la perdición de los Egipcios en el mar Eritrea, llamado Rojo: en la tercera, la perdición de los Judíos, llevada a cabo por Vespasiano y Tito su hijo, Emperadores de los Romanos: en la cuarta, la perdición del universal, o la mayor parte, o grandes alteraciones, mutaciones y cambios, por lo menos, se producirán en todo el Mundo universal: abandonando sin embargo el todo a determinar y juzgar por la divina clemencia y bondad, como a aquella que solamente puede a tales efectos e influencias resistir.

LA SEGUNDA PARTICULA declarará y mostrará el fin del mundo por el movimiento y gobierno de los siete Planetas que se les dice estrellas errantes: de las cuales cada una por sí misma gobierna y dirige el Mundo en el espacio de trescientos cincuenta y cuatro años, y cuatro meses, como lo describe Abraam Avenara, Libro Rationum, en el penúltimo Capítulo del mismo.

LA TERCERA PARTICULA será de la triplicidad de los Planetas y de la permutación de los mismos, de una triplicidad en otra: que se producirá en el espacio de alrededor de doscientos cuarenta años.

LA CUARTA PARTICULA mostrará el fin y último período, por las diez revoluciones de Saturno, que se producen y cumplen aproximadamente en el espacio de trescientos años."

Pierre Turrel, Le periode cest a dire, la fin du monde..., [1531] Richard Roussat, Livre de l'estat et mutation des temps, Lyon, 1550 Richard Roussat, Livre de l'estat et mutation des temps, Lyon, 1550, p.34-35

Los números anuales de Roussat, 7000, 354, 240 y 3000, han sido también utilizados para codificar la organización de las cuartetas centúricas. Recordemos que un código no funciona jamás con una sola clave: hay siempre una clave referencial, una clave efectiva, y frecuentemente también una clave anexa.

La clave efectiva está constituida por los tres números del Testamento, descubiertos por Ruzo, y habiendo servido para codificar el número de las cuartetas centúricas (como no lo ha visto Ruzo), a los que se adjuntan probablemente un cuarto. Y, como mencioné precedentemente, el número 4, representante numérico de la cuarteta, se lee como sigue: 4, es 1 + 3 (13), es 2 + 2 (22), y también 3 + 1 (31).

La clave referencial, son los cuatro períodos estudiados por Roussat, después Turrel, Ibn Ezra y Albumasar, en las cuatro partes de su obra que anuncia "el fin del Mundo está próximo".

El período de siete mil años, localizado muy tempranamente por los exégetas, se refiere evidentemente al fin de la profecía, claramente a comienzos de los años 2240, como lo han señalado numerosos intérpretes. La encontramos tanto en las cuartetas como en los prefacios, por ejemplo:

Veinte años de reinado de la luna pasan
Siete mil años otro tendrá su monarquía
(Profecías, I 48, 1-2)

el séptimo número de mil en que concluye el todo, acercándonos al octavo
(Epístola a César)

yendo más allá hasta el advenimiento que será después del comienzo del séptimo milenio profundamente evaluado
(Epístola a Henry)

Los otros tres números de Roussat (354, 240, 300) hay que referirlos a las tres ediciones sucesivas de las Centurias, y en el mismo orden (353, 286/289, 300).

Hay un desplazamiento de una unidad entre el primero de estos períodos (354) de Roussat, y el número de cuartetas (353) de la primera serie de cuartetas, desplazamiento de una unidad (representada por la enigmática cuarteta latina, recogida del italiano Pietro Riccio, alias Petrus Crinitus, como lo observó Pierre Brind’Amour) que vuelve a encontrarse en la segunda entrega de cuartetas en el descuento de las seis primeras centurias (599/600), es decir, de dos series ideales de 300 cuartetas

Hay un desfase de 46 unidades entre el segundo período (240) dado por Roussat y el número de nuevas cuartetas (286) de la segunda serie, desfase que encontramos de nuevo restando a 400 (4 centurias de cuartetas), el número del primer período (354) de Roussat.

De este modo Nostradamus astutamente ha combina tríadas y tétradas para construir sus tres series de 300 cuartetas "más o menos", es decir, sus tres series medias de 314 cuartetas.

Tenemos así:
353 – 314 (edición 1) = (13 x 3)
314 – 289 (edición 2A) = (13 x 2) - 1
314 – 300 (edición 3) = (13 x 1) + 1

Y accesoriamente: 314 – 286 (edición 2B) = (14 x 2) ; y 314 – 300 (edición 3) = (14 x 1)

Encontramos una estructura similar y las mismas sustituciones de los números 1 y 3, ya observadas en mi estudio dedicado "a los planetas transaturninos" y marcadas por los multiplicadores 3 y 1 aplicándose respectivamente a las ediciones 1 y 3, de las que el número de cuartetas están así lógicamente sumadas en la ecuación que pone en juego los números 13 y 22

Señalaremos también que en la paginación del texto del Testamento y del Codicilo en el registro 675 del notario Roche, boceto del registro 676, 10 páginas en blanco (5 folios) separan las 12 páginas del Testamento de las 2 páginas del Codicilo, lo que implica una sustitución de los números 10 y 14 por los números 13 y 22, según la misma operación efectuada precedentemente, y confirma el número destinado, es decir, 314 o ((3 x 10 x 10) + 14), a la tercera parte del corpus centúrico.

Estos números 10 y 14 se refieren también en los Presagios, dicho de otro modo a las cuartetas de los Almanaques, donde el número ha sido, durante 4 siglos, de 141 en las ediciones sucesivas de la obra de Nostradamus, en realidad de 140 si excluimos la cuarteta apócrifa de Chavigny (la cuarteta número 2), antes del redescubrimiento, reciente, del Recueil des Presages prosaiques de M. Michel de Nostradame (Colección de los Presagios prosaicos de M. Michel Nostradamus), manuscrito compuesto por el mismo Chavigni y finalizado en 1589, llevando el número de presagios auténticos a 154 (ver la obra indispensable de Bernard Chevignard, Presages de Nostradamus (Presagios de Nostradamus), Paris, Le Seuil, 1999). De manera evidente, observamos las equivalencias 140 = (14 x 10) y 154 = (14 x 10) + 14.

Así, el Testamento de Nostradamus indica de manera bastante clara el número de cuartetas conocidas, es decir, 1096, mensuales (154) y centúricas (942), contenidas en la obra profética. ¿Quiere decir esto que el número de cuartetas proféticas a tener en consideración en el corpus deberían limitarse a este descuento? Yo no lo creo, y las cifras del Testamento, y especialmente las que se refieren a las piezas de oro, brindan otras indicaciones, que serán desarrolladas en un próximo artículo.



Referencia de la página:
Patrice Guinard: Los Números del Testamento como hilos de Ariadna del Corpus nostradámico
(traducción Pía Urruzuno)
[versión francesa, 09.2002: http://cura.free.fr/22mntes2.html]
http://cura.free.fr/esp/26ntesp2.html
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