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El Arquetipo zodiacal cuadripolar
por Patrice Guinard

-- traducción Angeles Rocamora --


Nota: Este texto abarca los capítulos 12 y 14 de mi tesis doctoral (1993). Mi preocupación no es didáctica, sino presentar ciertos materiales fuera del análisis a menudo consensual por medio del cual el sentido desaparece. El cuadro presentado al final tiene como objeto poner luz globalmente a las relaciones transversales que pueden aparentar diversos agrupamientos isomorfos e interdependientes. El enfoque matricial mantiene la composibilidad (Leibniz) de las opciones y de los puntos de vista, al contrario del razonamiento filosófico, siempre en busca de una subordinación.
 

Derivas y modificaciones de la actividad psíquica

"El concepto de enfermedad mental tiene la misma función social en el mundo moderno que el de la brujería a finales de la Edad Media." (Thomas Szasz, Fabricar la locura)
 

     Los principales problemas psíquicos, neurosis (desviaciones psicomentales funcionales) y psicosis (desviaciones psicomentales crónicas), están en estrecha relación con las diversas formas de excitabilidad). [1]

     Pavlov subrayó la diversidad de las reacciones patológicas de perros de tipos diferentes durante la perturbación provocada en el sistema nervioso. La ruptura del equilibrio de los procesos nerviosos (excitación e inhibición) puede ser debida a su exceso (agotamiento), a su antagonismo (colisión), o incluso a una castración provocada.

     Como consecuencia, el desajuste del funcionamiento nervioso proviene de una amplificación excesiva de uno de los procesos, con la pérdida más o menos irreversible de los factores de compensación. Jung subraya la importancia de una "ley de compensación" en la economía psíquica, vista por el psicoanálisis: cuanto más "masculino" es el consciente, más se feminiza el inconsciente, y recíprocamente. También el saber aleja de la realidad arquetípica original, y el desarrollo de lo mental es correlativo a un empobrecimiento de "el alma". Parece que el momento histórico actual, "postmoderno", en todo caso espiritualmente muy pobre, incita al desarrollo monstruoso del intelecto y de la representación mental, factor de "compensación" por excelencia como lo ha mostrado Nietzsche, a la desertización de lo vivo, al agotamiento del afecto, a la lobotomización de la sensibilidad.

     Una etiología de las "enfermedades" nerviosas, se puede esbozar en relación con las diferentes formas de la excitabilidad, y con los desequilibrios respectivos de la voluntad, de la imaginación, de la sensibilidad y del entendimiento. [2]

     El exceso de excitación natural puede conducir a la manía (arrebato, exaltación del humor, sobreexcitación intempestiva, desencadenamiento colérico de los instintos con ruptura de los frenos sociales y morales) y a la ciclotomía (alternancia de momentos de euforia y de desaliento, de frenesí y de abatimiento), y puede evolucionar hasta la psicosis maníaco-depresiva (alternancia de agitación violenta y de agobio doloroso con desmoronamiento de lo real). El exceso de inhibición natural ligada a la inducción negativa (polarización de la excitación) puede ser relacionado con la neurosis obsesiva (permanencia de una idea fija o de una situación paralizante). [3]

     El exceso de inhibición protectora puede conducir a problemas de la afectividad y al sentimiento de persecución, como en el canceriano Rousseau, pudiendo evolucionar hasta la paranoia (exhibición alucinada de los afectos, delirios de interpretación sistematizadas consecuentes a una delimitación celosamente protegida de un espacio de representaciones afectivas). El exceso de excitación de huella ligada a la inducción positiva (polarización de la inhibición) puede ser relacionado con la histeria (exaltación excesiva de los sentimientos, exhibición y falsificación de lo vivido, consecutivas a la sobrevaloración negativa de un pasado afectivamente cargado).

     El exceso de excitación temporal puede conducir a problemas autistas (indiferencia de lo real concreto) y puede evolucionar hasta la esquizofrenia (disgregación de la personalidad, destrucción de la imagen corporal, abandono de los límites mentales, pérdida de contacto con lo real). El exceso de inhibición diferencial ligado a la inducción negativa (polarización de la excitación) pude relacionarse con la neurosis de angustia (sentimiento de ansiedad paralizante debido a la presencia de una amenaza indeterminada, estado indiferenciado de inestabilidad emocional).

     El exceso de inhibición extintiva puede conducir a la neurastenia (estado de fatiga nerviosa, de lasitud y de agotamiento) pudiendo evolucionar hasta la melancolía crónica (estado de depresión intensa, de letargo, de torpeza, de postración, con pérdida total de todo poder reactivo). El exceso de excitación recreativa ligada a la inducción positiva (polarización de la inhibición) puede relacionarse con la neurosis fóbica (estado de terror paralizante hacia un objeto o una situación específicas).

     El fenómeno de inducción parece ser un pretil, previniendo la evolución de la neurosis a la psicosis, dejando claro que esta terminología es sólo relativa, y que las relaciones enunciadas anteriormente no son más que indicativas. El estado patológico, creado por una alienación cualquiera o por una droga, es general y concierne al conjunto de los procesos orgánicos. El organismo pasa por diferentes estados que actualizan el funcionamiento límite de los procesos neuro-fisiológicos, paralelamente a la disolución de su organización global. Del mismo modo que no hay Sagitarios y Cáncer puros, "una psicosis pura, un síntoma puro no existe. Menos aún existe un orgullo puro, no existe un megalómano o esquizofrénico puro". [4]  El exceso, antes de ser patológico, es en un primer tiempo creativo, y han podido estar afectados, cada uno según la forma de excitabilidad de su signo solar, y en los grados más o menos avanzados de la ciclotomía, de la paranoia, de la esquizofrenia y de la melancolía, respectivamente: Van Gogh (Aries), Artaud (Virgo), Nietzsche (Libra), y Höderlin (Piscis).
 

Patología y modernidad

     En la vida despierta, en realidad endormecida según Heráclito, raramente estamos enteramente "vivos", y varias partes de sí mismo yacen inertes, sacrificadas a una agitación mecánica. Al contrario: "Sumiéndome en la 'locura', yo me reencontré, creo en mi fondo, y coincidí conmigo, ya no como observador-voyeur, sino yo vuelto a mí y allí, arriba, de lleno sobre nosotros, el tifón." [5]  La neurosis incita a salir de la "normalidad" y de los estereotipos del ambiente, y más concretamente, de la rutina de la "adaptación" y del sacrificio a lo exterior, es decir, de la servidumbre y de la renuncia a sí mismo. [6]

    El proceso nervioso no se arraiga en unas situaciones patológicas y en ellas funciona de vacío, sólo en las siguientes condiciones:

     No hay psicosis en un desarrollo unilateral de lo mental que avale los desórdenes psíquicos. Incluso el esquizofrénico desemboca a disposiciones estereotipadas y a la petrificación de sus estados psíquicos sobre ideas absolutas, que serían la ausencia de dominación de no importa qué idea, o la negación de toda egoidad. Franz Mesmer, que elaboró una psicoterapia por la hipnosis, un siglo antes de Joseph Breuer, uno de los precursores del psicoanálisis, consideró ya la enfermedad nerviosa como un fenómeno contingente resultante de un bloqueo mental de las fuerzas naturales. [7]

     No hay psicosis independientemente de una sociedad, de un código de valores, de normas culturales y consensuales que favorezcan su cristalización. Cada sociedad cultiva algún modo de comportamiento y alguna forma de adaptación en el seno de una gama indefinida, como lo mostró Ruth Benedict y Margaret Mead. Correlativamente, cada sociedad crea también sus "locos" y sus analistas. Y es, probablemente, a la medida de sus psicóticos que una sociedad puede ser juzgada.

     El Occidente moderno y postmoderno, que arrastra todas las culturas en su estela, favorecen a la vez la cerebralización de la existencia y la interpretación banalizante de los efectos de esta cerebralización. El hombre moderno está pegado a esta fijación de su vivencia sobre representaciones estériles e intercambiables. Nunca una cultura a alcanzado tal absurdidad: el valor casi nulo de las palabras de las que, sin embargo, todos se pagan. Occidente ha creado la moneda de mono, referente único de todo valor.

     El desarrollo monstruoso de lo mental y de lo cerebral lleva a una automatización de la percepción, a unas emociones transfiguradas en la afectación y en el cliché. La programación de los actos y de las palabras, convertida en una necesidad en los grandes centros urbanos, conduce a una existencia pre-concebida. Lo real no sorprende ya, puesto que ha sido ya neutralizado. El contacto no tiene ya lugar. La maquinación de lo vivo, la instrumentalización técnica, y la mediación codificada de lo real convierten la relación con la vida, si no con la fusión, inoperantes. "Nosotros no disfrutamos de nada puro." (Montaigne) Anticipamos, y sólo cumplimos la idea previa a todo contacto posible. Nos hemos convertido en fantasmas, las "ideas en acto", los agentes de superficie de nuestras representaciones mentales. "El hombre -un buen día- ha parado la idea del mundo" subraya Artaud  [8]  antes de Castaneda.

     Lo real sobre-representado, sobre-determinado, no tiene ya consistencia ya que se han quedado irreconocibles el Tao chino, el Brahma indio, el An sumerio, el primer Amon egipcio, el Apeiron (infinito indefinido) de Anaximandro, el Nagual mejicano, el Aïn-soph de los kabalistas, o incluso la Deidad inefable de Eckart. Ya no es sagrado sino hipostático. Ya no hay lo incognoscible y, por tanto, ya no hay horizonte espiritual, ya que un informe laberinto ciñe todas las perspectivas y diluye una formidable ausencia de profundidad en toda la amplitud de lo real. El pensamiento, de meditativo, se ha convertido en mediativo. Ya no cuestiona más que sus propios discursos y productos, su espejo de simulación. Ha sustituido con el recurso de lo indecible, la aceleración frenada de su propia circulación. Ya no coincidimos con nosotros mismos, ya que la Tierra y el Cielo han sido desertados. Lo mental ha devorado nuestra homeostasis natural. ¿Qué queda de vivo "en un alma y un cuerpo"? (Rimbaud)

     El hombre moderno permanece paralizado entre el mutismo de la naturaleza y el jaleo de la ciudad, fenómeno planetario que únicamente prepara un único acontecimiento: la lenta, laboriosa y razonada exterminación del mundo, natural, humano, vivo. Los expertos de la ecología contabilizan penosamente los crímenes más vistosos, aquellos perpetrados por el funcionariado industrial y financiero. Éste ignora su causa: la autodestrucción colectiva de la sensibilidad humana, el reino de Tánatos, afirma Michel Serres, con su gobierno multipolar, la Tanatocracia, sentida por el padre Tarahumara que encuentra Artaud: "El mundo, al principio era completamente real, sonaba en el corazón humano y con él. Ahora, el corazón ya no está, el alma tampoco porque Dios se ha retirado. Ver las cosas era ver lo Infinito (...) Yo no puedo sentirme ya puro. Hay en mí algo de espantoso que sube y que no viene de mí, sino de las tinieblas que yo tengo en mí, allí donde el alma del hombre no sabe dónde el Yo comienza y dónde termina, y lo que le ha dado para empezar tal y como se ve." [9]

     Las sociedades arcaicas habían desarrollado una cultura mágica ligada al descubrimiento de las propiedades activas de las plantas psicotrópicas. Según Frobenius ***

     "Bastó al indio pronunciar el nombre del dios que él adoraba, para que éste, dirigido por la palabra, apareciera." [10]  Una planta, es una persona. Lophophora williamsii, el peyote, se denomina Ciguri entre los Tarahumaras, Hikuri entre los Huichols, Mescalito entre los Yaquis. "CIGURI no es una planta, es un hombre a quien le habéis suprimido un miembro al saltear el campo de Peyote." [11]  Igualmente, Mescalito es un maestro que enseña la "justa manera de vivir". [12]

     Henri Michaux experimentó los efectos de diversas drogas psicotrópicas sobre la actividad psíquica y mental. Su principal conclusión es que estas sustancias, desarraigadas de una cultura que sabe domesticarlas, sólo reenvían al individuo a su mente y a su aislamiento, a su ego en su invasora y absurda suficiencia, a un pensamiento que gira en círculo, antes de embalarse y de implosionar en sí misma. Dicho de otro modo, la ingestión de plantas psicotrópicas no salva al occidental de su insoportable egoidad.

     Pavlov constató ya la acción específica de diversas sustancias sobre los procesos nerviosos: el bromuro y las sales de calcio refuerzan la inhibición, la cafeína la excitación... Más generalmente, los diversos psicotrópicos y modificadores de la actividad psíquica incrementan una u otra de las cuatro formas de excitabilidad: los estimulantes y excitantes (anfetaminas, cocaína, cafeína, efedrina...) la velocidad de excitación, los alucinógenos, onirógenos y psicomiméticos (mezcalina, psilocibina, LSD...) la lentitud de excitación, y los narcóticos y euforizantes (morfina, heroína...) la lentitud de inhibición, y los tranquilizantes, antidepresores y barbitúricos la velocidad de inhibición.  [13]  En su Abecedario [14] , Gilles Deleuze declaraba tener confianza en la farmacología más que en el psicoanálisis para la terapia de los trastornos psíquicos. Si la economía psíquica se organiza según cuatro polos, según la enseñanza del zodíaco astrológico, entonces las diversas sustancias deben encontrarse allí en sus relaciones con los procesos psíquicos y con sus incitadores zodiacales.
 

Análisis comparativo de diversas tipologías 'para-astrológicas'

     La caracterología, o el estudio del carácter, que conoció un cierto éxito en los departamentos universitarios de psicología en Holanda, en Francia, en Italia, en Alemania, en Suiza y en otros lugares, no sobrevivirá más que unas decenas de años. Sus diversas tipologías, más o menos inconciliables, han caído en desuso, y la paleta astrológica, su antepasado ignorado y apartado, indudablemente más fértil, le habrá sobrevivido.

     La caracterología (en el amplio término de la palabra), estipula que el comportamiento y la expresión somática de un individuo traducen su especificidad psíquica, y que los diversos modos de expresión reconocibles se dividen en varios tipos característicos. Las manifestaciones corporales (expresión del rostro, forma de andar, voz, silueta, escritura...) traducen y traicionan esta especificidad. La fisionomía, la grafología, o incluso la quiromancia, han establecido correlaciones entre estas manifestaciones expresivas y el "carácter" individual. Estas disciplinas, que encuentran hoy una recuperación del favor del público, tienen el inconveniente mayor de querer determinar y hacer manifiesto lo que sólo es virtual. [15]

     Una de las primeras clasificaciones caracteriales fue establecida por Hipócrates, siguiendo la predominancia de tal o cual líquido orgánico en el cuerpo humano. Los cuatro "humores" (bilis, bilis negra o atrabilis, linfa o flema, sangre), excreciones bastante dañinas con excepción de la sangre, llevan a los temperamentos (colérico, melancólico, flemático, sanguíneo). La caracterología es de origen médico y patológico: "Vimos aparecer, en el transcurso del siglo II o como máximo del siglo III de nuestra era, un esquema completo de los cuatro temperamentos como tipos de constitución física y mental." [16]  Podemos leer en el anónimo griego De la constitución del universo y del hombre  [17]  que los coléricos son irritables y audaces, que los melancólicos son indolentes, tímidos y sufridores, los flemáticos melancólicos, tristes y sombríos, y los sanguíneos amables y sonrientes. Los términos "colérico" y, sobre todo, "melancólico", han adquirido una connotación patológica  [18] , retomada en la medicina medieval, y se convertirán en los tipos inestables de Pavlov. Sabemos que las experiencias del fisiólogo ruso concluyeron en la irreductibilidad de cuatro tipos innatos: excitable, temeroso, calmo, vivo. [19]

     Las consideraciones anatómicas del francés Claude Sigaud han desembocado en una clasificación cuaternaria similar: la expansión de una zona corporal (miembros, abdomen, tórax o cráneo), en relación con cuatro medios específicos (físico, alimentario, atmosférico, social), conduciendo a la distinción entre los tipos muscular, digestivo, respiratorio y cerebral. [20]  La psicóloga Léone Bourdel, que se apoya en los trabajos del inmunólogo austríaco Karl Landsteiner (1868-1943), imaginó, inspirándose en una terminología musical, a partir de los grupos sanguíneos (B, A, O, AB), cuatro perfiles psicológicos distintos: rítmico, armónico, melódico, complejo, los cuales corresponden más o menos, según las descripciones que han sido dadas, y en este orden, a los cuatro temperamentos hipocráticos (colérico, melancólico, flemático y sanguíneo). [21]

     El célebre modelo junguiano, tomado por numerosos astrólogos, distingue dos funciones racionales (cuyos contenidos son elaborados), el Sentimiento y el Pensamiento, y dos funciones llamadas irracionales (cuyos contenidos son dados), a saber, la Intuición y la Sensación. Las dos funciones "racionales" serían incompatibles entre ellas, pero compatibles con una u otra de las funciones "irracionales". Lo mismo ocurre con las funciones llamadas irracionales. [22]

     La Sensación es el reconocimiento consciente de las realidades al encuentro con los sentidos. El Sentimiento es el enjuiciamiento subjetivo de valor, de aceptación o de rechazo. La Intuición es la aprehensión inmediata y global de un contenido transmitido por vía inconsciente. El pensamiento es la elaboración cognitiva obtenida del acercamiento de varios contenidos representativos; éste da luz a la estructura o la forma de un campo. Estas funciones se especializan según los factores de extroversión (orientación de la energía psíquica hacia fuera) y de introversión (orientación de la energía psíquica hacia delante, hacia el sujeto) que le son adjuntos.

     Sensación, Sentimiento, Intuición y Pensamiento, concuerdan relativamente bien con la naturaleza de los cuartos zodiacales, en su orden estacional. Y la extroversión y la introversión dividen los signos zodiacales tradicionalmente en "masculinos" y "femeninos". [23]

     Los psicólogos neerlandeses Gerardus Heymans y Enno Wiersma, a partir de las contestaciones de médicos a un cuestionario empírico realizado sobre algunos millares de sujetos, pusieron en evidencia tres componentes fundamentales del carácter: la emotividad, la actividad y la resonancia de las impresiones. [24]  Heymans y Wiersma tomaron la clasificación de Wilhelm Wundt [25]  y definieron los tipos colérico y melancólico por la intensidad de las reacciones (emotividad) y los tipos melancólico y flemático por su durabilidad (segundidad). [26]  La emotividad no debe confundirse con la sensibilidad, ni con la afectividad. La sensibilidad no es nunca "emotiva"; la afectividad no es una "primaria".

     La emotividad es la capacidad de ser estremecido, afectado o turbado por sus impresiones. Marca un apego a las cosas, a los seres, a los acontecimientos, incluso cuando su importancia es mínima. La reacción puede ser viva pero breve (impulsiva), o bien lenta y duradera (afectiva). Esta función corresponde a la velocidad y a la lentitud del proceso de excitación según Pavlov, o incluso a los cuartos primaveral y estival del zodíaco.

     La primeridad expresa la brevedad de la resonancia de las impresiones (a cotejar con la velocidad de los procesos según Pavlov), y la segundidad, la duración de esta resonancia (lentitud de los procesos según Pavlov). Encontramos la cuadripartición hipocrática y pavloviana, bajo la sucesión: emotivo-primario, emotivo-secundario, no-emotivo-secundario, no-emotivo-primario.

     Finalmente, la actividad expresa la capacidad de reaccionar de manera positiva y cómoda a las señales del medio. La reacción puede ser aparente o latente. Esta función traduce las diversas formas de la excitabilidad (natural, de traza, temporal, re-creativa) puestas en evidencia por Pavlov. Las diferentes combinaciones posibles entre estos tres factores (emotividad, resonancia de las impresiones, actividad) permiten definir ocho tipos caracterológicos específicos (con, entre paréntesis, sus correspondientes zodiacales):

Emotivo, primario, activo = COLÉRICO (Aries, Géminis)
Emotivo, primario, no-activo = NERVIOSO (Tauro)
Emotivo, secundario, no-activo = SENTIMENTAL (Cáncer, Virgo)
Emotivo, secundario, activo = APASIONADO (Leo)
No-emotivo, secundario, activo = FLEMÁTICO (Libra, Sagitario)
No-emotivo, secundario, no-activo = APÁTICO (Escorpio)
No-emotivo, primario, no-activo = AMORFO (Capricornio, Pisics)
No-emotivo, primario, activo = SANGUÍNEO (Acuario)
 

     Un cuarto factor, la amplitud del campo de conciencia, es decir, la capacidad de tener en cuenta un más o menos grande número de datos, desarrollada por los sucesores de los psicólogos neerlandeses, por ejemplo René Le Senne y por Gaston Berger  [27] , corresponde a las fases de totalización (campo de conciencia ancho) y de polarización (campo de conciencia estrecho) de los procesos nerviosos según Pavlov. Teniendo en cuenta las correlaciones establecidas precedentemente con los signos del zodiaco, se deduce une definición caracterológica precisa para cada uno de los doce signos del teclado zodiacal: así, por ejemplo, Géminis es un Emotivo, primario, Activo, en el campo de conciencia Ancho, y Virgo un Emotivo, Secundario, No Activo, en el campo de conciencia Estrecho.

Estas equivalencias no son más que aproximativas, y el modelo caracterológico sólo es un ejemplo de severas críticas:

1. La heterogeneidad de los componentes. La emotividad apunta al campo de lo afectivo (en sentido amplio), la actividad del campo motor y de la voluntad, la resonancia de las representaciones del campo cognitivo.

2. Las inconsecuencias en la interpretación de las funciones. La privación de emoción es considerada como frialdad, y no como una oposición positiva a la emoción, y la primeridad es a menudo interpretada como un grado menor de segundidad.

3. La tipología es de naturaleza dualista y ternaria (2 x 2 x 2), contrariamente a las demás tipologías, más inmediatamente cuaternarias, y no encuentra equivalencias, finalmente bastante artificiales, más que en virtud de ciertas distorsiones.

4. La heterogeneidad de la clasificación, la negatividad de dos de los ocho tipos, así como la ambigüedad de la terminología elegida, que retoma en parte la de Galien. Así, Le Senne atribuye un valor negativo a los tipos Amorfo y Apático que serían tipos "de la masa" mientras que los demás serían tipos "históricos".

5. La clasificación muy desigual de las frecuencias entre los ocho tipos. Así, los tipos Amorfo, Apático y Sanguíneo ¡representan sólo alrededor del 11% de la población en la experiencia de Heymans!  [28]  Esta sola constatación descalifica el modelo.

6. La utilización del modelo genera análisis empíricos y a menudo contradictorios según los intérpretes. [29]  Igualmente, las correspondencias entre esta tipología y sus concurrentes, como la de Jung o los tipos de Galien, son discordantes según los autores. [30]

7. La ausencia de tipos "puros" y la proliferación de los tipos mixtos, dejan al modelo inoperante. Por otro lado, la multiplicación de las "propiedades" caracterológicas (avidez, sociabilidad-aislamiento, ternura o sequedad afectiva, polaridad Marte-Venus...) hace explotar el modelo. [31]  Así, Freud es definido como un ¡Emotivo, Secundario, Marte, No-Ancho, Ávido! [32]

     Las diversas escuelas y modelos caracterológicos han desaparecido prácticamente de los programas de investigación en psicología. Contrariamente a la astrología, a la cual se asemejan por su sentido de la clasificación (matricialidad), sólo proceden empíricamente y no proponen ninguna explicación que justifique sus modelos. "Peor aún": se inspiran de la astrología, y están obligados a pedirle prestadas ciertas funciones, como la polaridad Marte-Venus precedentemente evocada.

     Sólo la reinterpretación de la tipología pavloviana me parece digna de interés, ya que está fundada sobre procesos fisiológicos sólidos, contrariamente a los análisis subjetivos de los psicólogos. Las correlaciones sugeridas con la sucesión de los cuartos zodiacales estacionales deben ser manejadas únicamente con una extremada precaución. Los términos utilizados, vulgarizados en el lenguaje corriente (nervioso, melancólico, apasionado...), han sido desviados de sus significados iniciales. Por otro lado, la ausencia de equilibrio -¡de ecuanimidad!- y la inconsecuencia de ciertas clasificaciones, incluso con Pavlov para quien lo excitable y lo temeroso son tipos desequilibrados, incitan a la prudencia en cuanto a su utilización en la interpretación astrológica. Incluso si se pueden erigir pasarelas entre las diferentes tipologías, y si existen afinidades ciertas entre el Colérico de Hipócrates y de Heymans, el Excitable de Pavlov, el Muscular de Sigaud, el Rítmico de Bourdel y el tipo Sensación Extrovertido de Jung, no existe una correspondencia perfecta ya que cada una de estas tipologías se organiza según una perspectiva que le es propia.

     A este punto de la perspectiva o de referencia se une un efecto de perspectiva o una distorsión del modelo ideal, debido al temperamento del psicólogo. Pavlov (Libra por el Sol y preocupado por el equilibrio) hace del Excitable y del Temeroso, unos tipos extremos y desequilibrados. Jung (Leo) atribuye al Sentimiento estival un valor "racional". Le Senne (Cáncer) elabora una axiología idealista introduciendo un cuarto valor, "el Amor" junto a los valores clásicos de lo Verdadero, del Bien y de lo Bello, y propone una valoración subjetiva de los tipos: la emotividad y la segundaridad que serían las propiedades positivas, hacen del Sentimental, con el que Le Senne se reconoce a pies juntillas, el tipo privilegiado por excelencia, mientras que el Melancólico de los griegos, al contrario, era un tipo patológico. Y el astrólogo Nicola (Tauro, con Saturno, planeta de Capricornio, dominante en Sagitario), invierte la correlación pavloviana en los cuartos otoñal e invernal. [33]

     Se pueden destacar otras correlaciones entre los tipos zodiacales y algunos otros dispositivos de la psicología empírica, como los mecanismos freudianos de defensa del Yo. Arraigados en la angustia, ligados a la represión y de tendencia psicótica según el psicoanalista vienés, sin embargo parecen ilustrar algunas estrategias globales de comportamiento teniendo su lado positivo. [34]

PROYECCIÓN (atribución a los demás de sus propios deseos) Aries/Géminis
RACIONALIZACIÓN (justificación especiosa de sus deseos) Tauro
RETRACCIÓN (rechazo de confrontarse con la realidad) Cáncer/Virgo
FORMACIÓN REACTIVA (identificación forzada con las normas sociales) Leo
INTROYECCIÓN (interiorización de los deseos de los demás) Libra/Sagitario
VUELTA HACIA LA PROPIA PERSONA (adaptación en detrimento de sus necesidades) Escorpio
AISLAMIENTO (justificación artificial de un contenido cortado de sus raíces afectivas) Capricornio/Piscis
ANULACIÓN RETROACTIVA (eliminación de deseos pasados, a posteriori) Acuario

    Las funciones junguianas y las formas pavlovianas de la excitabilidad, retomadas como unas disposiciones psicomentales, unas formaciones secundarias nacidas del hábito y de la asimilación recurrente de impresiones parecidas, pueden conservar su interés.

La Sensación, o mejor, el Pensamiento práctico (reflexivo, subjetal)  [35] , se cristaliza a partir de una excitabilidad inmediata, la cual favorece la separatividad de los objetos y de la toma de conciencia de un hogar autónomo, o ilusoriamente, que los organiza.

El Sentimiento se cristaliza a partir del proceso de excitación lenta, y favorece la persistencia de los objetos en la mente y el apego que de ella resulta.

La Intuición se cristaliza a partir del proceso de inhibición lenta, y favorece la integración de lo lejano y de lo imperceptible, del que la insistencia libera la conciencia de su arraigamiento a la información inmediata.

El Pensamiento (prospectivo, objetal) se cristaliza a partir del proceso de inhibición inmediata, y permite un escape absoluto de la conciencia en relación con lo cotidiano y una aprehensión de lo real de acuerdo con la complejidad estructural de la mente.
 

    En el Pensamiento reflexivo, el sujeto es el centro de organización de una exterioridad aprehendida a partir de sus propios datos (como en el discurso filosófico); en el Pensamiento prospectivo, la organización interna de la mente se estructura en función de la exterioridad (como en el enfoque científico).

     Las cuatro disposiciones junguianas pertenecen al registro cognitivo e implican la emergencia de contenidos de representación. Inspirándose en Leibniz, Maine de Biran, para quien las funciones físicas y sensoriales no pueden explicar los fenómenos psíquicos, distingue unas impresiones o afecciones simples, las sensaciones o percepciones propiamente dichas, y las apercepciones o modificaciones activas de la conciencia, de las que él deduce cuatro formas: la "reflexión volitiva", "la imaginación intelectual", la atención y el "juicio objetivo". [36]  Éstas corresponden a las cuatro facultades cognitivas clásicas, cardinales: la Voluntad, la Imaginación, la Sensibilidad y el Entendimiento, estrechamente ligadas al ejercicio de las cuatro disposiciones psicomentales.

     Las diversas correlaciones entre las caracterologías y la astrología aparecen al final bastante tenues e inoperantes. ¿Qué sabemos más sobre Aries, considerándolo como colérico, muscular y de tipo sensación extrovertido? La astrología no depende de ninguna tipología empírica, incluso si el enfoque colateral de la reflexología pavloviana puede ayudar a comprender cómo la diversidad zodiacal se constituye progresivamente a partir de reflejos y actitudes específicas, por la repetición de las formas y de los ritmos de la excitabilidad. La astrología no es una tipología, sino más bien una arque-tipología o una meta-tipología por las siguientes razones:

     La organización zodiacal, duodecimal y cíclica, permite eliminar las ambigüedades relativas a los sistemas más generales que no admiten más que 4 u 8 tipos. Las descripciones caracterológicas son a menudo superficiales (e inferiores a los retratos psicológicos de un Dostoïevski o de un Shakespeare), confusas y contradictorias en razón de su empirismo. La "caracterología" zodiacal escapa a este empirismo ya que reposa sobre una lógica interna arquetípica.

     Las caracterologías, como los psicoanálisis, no están en posición de justificar la diferenciación psicológica, contrariamente a la astrología que dispone del tema natal, dicho de otro modo, de una herramienta de control de la información psicosomática. Dicho de otro modo, únicamente la astrología dispone de una herramienta que no descansa sobre el aire, digan lo que digan sus detractores.

     El objeto de la astrología no es el carácter tal y como se manifiesta de manera habitual. Sino las tendencias y orientaciones psíquicas que modifican el comportamiento y que forjan "el carácter". En efecto, más allá de la constitución somática, hay que distinguir cuatro niveles de la individualidad psicológica, en estrecha relación con los cuatro factores de determinismo, lo astral, lo biológico, lo telúrico y lo socio-cultural [37] :


     La idiosincrasia es más o menos indefinida, indeterminada; el temperamento es manifiesto. El carácter es habitual; la personalidad es más bien intencional. La idiosincrasia y el temperamento son más bien innatos, mientras que el carácter y la personalidad se adquieren y se transforman. [38]

     Sólo la idiosincrasia, de origen astral, es susceptible de enseñarnos algo de "profundo" sobre nosotros mismos. Los demás niveles de la individualidad psicológica informan de manera indirecta, y primero sobre sus relaciones con los diferentes "medios" en los cuales ella se implica.

     No hay tipos caracteriales fijos en astrología. Toda síntesis es condicional y susceptible de variaciones, de transformaciones. Incluso el tema natal no es ya la marca de esta impronta indeleble y que no se puede desarraigar imaginada por los astrólogos del pasado. Une reflexión sobre el significado y las consecuencias de la gran idea astrológica del siglo XX, la relocalización del tema, debe realizarse a toda prisa.

     Nadie es lo bastante simple como para parecerse a un "tipo" de Le Senne. Cada uno se parece más bien a Cardan o a Montaigne: valiente o perezoso según los momentos, sensible o indiferente, alegre o triste según las circunstancias o las situaciones. Los "rasgos de carácter" no son nunca adquiridos, y una estadística que conforma sus cimientos, descansa sobre un terreno movedizo. La astrología no indica ni recetas fiables, ni respuestas definitivamente establecidas, ni constantes caracteriales imperecederas, y aún menos, acontecimientos previsibles, sino solamente una cierta orientación de las aspiraciones psíquicas.
 

Primera tabla del arquetipo zodiacal cuadripolar

Números 1 2 3 4
Estaciones Primavera Verano Otoño Invierno
Signos cardinales Aries Cáncer Libra Capricornio
Símbolos elementales FUEGO AGUA AIRE TIERRA
Cualiades climáticas (Chrysippe) Caliente Húmedo Frío Seco
Estados de la materia Igneo Líquido Gaseoso Sólido
Principios materiales Calor Fluidez Claridad Densidad
Englobantes de la conciencia ENERGÍA ESPACIO TIEMPO ESTRUCTURA
Factores de determinismo Biológico Telúrico Socio-cultural Astral
Categorías de la mente Fuerzas Lugares Momentos Formas
Nociones físicas Masa Longitud Tiempo Temperatura
Nociones matemáticas Números Figuras Funciones Conjuntos
Categorías gramaticales Verbos Nombres Adjetivos y adverbios Términos sintácticos
         
Zodíaco local Incremento del arco diurno dominante Disminución del arco diurno dominante Disminución del arco diurno recesivo Incremento del arco diurno recesivo
Zodíaco reflexológico Velocidad de excitación Lentitud de excitación Lentitud de inhibición Velocidad de inhibición
Correlaciones fisiológicas Excitación natural Inhibición protectora Excitación temporal Inhibición extintiva
Predisposiciones psicológicas Extroversión Exteriorización Interiorización Introversión
Comportamien- tos existenciales Transformar el medio Civilizar el medio Integrarse en el medio Describir el medio
Transtornos psico-mentales Psicosis maníaco-depresiva  Paranoia  Esquizofrenia  Melancolía 
Sustancias psicotrópicas Estimulantes y excitantes Alucinógenos, onirógenos y psicomiméticos Narcóticos y euforizantes Tranquillizantes, antidepresores y barbitúricos
         
Facultades cognitivas Voluntad Imaginación Sensibilidad Entendimiento
Sexos psíquicos Masculino Femenino Hermafrodita Asexuado
Valores temporales Presente Pasado Intemporal Futuro
         
Temperamentos hipocráticos Colérico Melancólico Flemático Sanguíneo
Tipos pavlovianos Excitable Temeroso Tranquilo Vivo
Tipos junguianos Sensación Sentimiento Intuición Pensamiento
Tipos de Heymans Emotivo-primario Emotivo-secundario No-emotivo-secundario No-emotivo-primario
Tipos de Sigaud Muscular Digestivo Respiratorio Cerebral
Tipos "musicales" Rítmico Armónico Melódico Complejo
(...)        

 

[1]  La distinción entre "neurosis" y "psicosis" no es muy segura, y depende de las definiciones terapéuticas, a veces contradictorias, establecidas por la psiquiatría así como por el psicoanálisis y sus diferentes escuelas. Y lo mismo ocurre con la definición de los tipos principales de trastornos psíquicos. « Texto

[2]  Sobre esta cuadripartición, cf. infra. Sobre la caracterización de las desviaciones psico-mentales, yo he seguido principalmente, además de los escritos psicoanalíticos y reflexológicos, las siguientes dos obras: Henri Ey, Paul Bernard & Charles Brisset, Manuel de psychiatrie, Paris, Masson, 1974, y Henri Baruk, Psychoses et névroses, Paris, P.U.F., 1946. « Texto

[3]  Freud, nativo de Tauro, estudió particularmente esta neurosis "del interior". Por su signo solar, él pertenece al grupo arquetípico de los "obsesivos", como Jung (Sol en Leo) pertenecería al grupo de los "histéricos": "Si usted tiene buena salud, usted piensa que pertenece al tipo histérico, entonces necesito reivindicar el grupo de los "obsesivos" en el que cada miembro vive en un mundo cerrado a los demás." (Carta de Freud a Jung del 2 de septiembre de 1907, in Letters of Sigmung Freud, London, Hogarth Press, 1960, p.265-266; citado por Gérard Deledalle, "Analyse caractérologique de Freud", in La Caractérologie, 6, Paris, P.U.F., 1964, p.5). « Texto

[4]  Henri Michaux, Connaissance par les gouffres, Paris, Gallimard, 1967, p.266. « Texto

[5]  Henri Michaux, Misérable miracle, Paris, Gallimard, 1972, p.124. « Texto

[6]  La antipsiquiatría británica de los años 70 definió la deviació psicho-mental come una reacción liberadora del organismo sano en una "sociedad de alienados", como la marca del rechazo de un productivismo enfermo y ciego, del rechazo del principio de rendimiento (¿para rendir qué y a quién?), como la fase necesaria en el proceso de transformación o de conversión psíquica y espiritual (metanoya). Cf. por ejemplo de David Cooper, Psychiatrie et antipsychiatrie, trad. fr., Paris, Le Seuil, 1970, y Mort de la famille, trad. fr., Paris, Le Seuil, 1975; de Ronald Laing, Le Moi divisé, trad. fr., Paris, Stock, 1979, y La politique de l'expérience, trad. fr., Paris, Stock, 1980. « Texto

[7]  Franz Mesmer, Le magnétisme animal, trad. fr., Paris, Payot, 1971. « Texto

[8]  Antonin Artaud, Oeuvres, vol.13, Paris, Gallimard, 1974. « Texto

[9]  Antonin Artaud, Les Tarahumaras, Paris, Gallimard, 1971, p.28. « Texto

[10]  Henri Michaux, Misérable miracle, Paris, Gallimard, 1972, p.69. « Texto

[11]  Antonin Artaud, Les Tarahumaras, Paris, Gallimard, 1971, p.21. « Texto

[12]  Carlos Castaneda, L'herbe du diable et la petite fumée, 1968; trad. franc. Marcel Kahn y Nicole Ménant, Paris, Soleil Noir, 1972, p.60. « Texto

[13]  Esta clasificación recorta parcialmente la de Louis Lewin, quien distingue los Excitancia, los Fantástica y los Hipnótica. (in Phantastica, trad. franc., Paris, Payot, 1927). El estatus del cannabis y de sus derivados sigue siendo discutible. Una excelente y viva síntesis botánica, etnológica y farmacológica sobre los alucinógenos, es la de Richard Evans Schultes & Albert Hofmann, Les plantes des dieux, 1979; trad. fran., Paris, Berger-Levrault, 1981. « Texto

[14]  Cf. "Neurologie", in L'Abécédaire de Gilles Deleuze, documento de video, Paris, Montparnasse, 1996; y Patrice Guinard, "Por el Abecedario de Gilles Deleuze: Testimonio", in Concepts (Revista semestral de filosofía), ed. Sils Maria asbl, Mons (Bélgica), Hors série Gilles Deleuze, Janvier 2002. « Texto

[15]  Sobre la fisionomía, ver la obra clásica de un cercano a Goethe, Johann Kaspar Lavater (La physiognomonie ou l'art de connaître les hommes, trad. franc. H. Bacharach, Lausanne, L'Age d'Homme, 1979), qui s'inspire largement des idées de l'italien Giambattista della Porta (De humana physiognomia, 1586; trad. franc., La physionomie humaine, Rouen, 1655). Lavater subraya el verdadero problema de su disciplina, incluso si sólo acepto parcialmente su razonamiento concerniente a Sócrates: "El mejor y el más sabio de los hombres [sic] tiene así pues, la fisionomía de un hombre tonto y eminentemente sensual, o mejor dicho, una fisionomía grosera, ruda, fea y repelente. ¿Cómo salir de esta contradicción?" (p.64) Encontramos juicios de valor semejantes en la grafología. Jules Crépieux-Jamin (1859-1940) imagina una escala cifrada (sobre 60) que permite evaluar los grados de inteligencia, de moralidad y de voluntad de un individuo según su escritura. Así para Tycho Brahé: "I[nteligencia] 58, M[oralidad] 52, V[oluntad] 52, son las cifras de esta admirable escritura." (Jules Crépieux-Jamin, L'écriture et le caractère, 16ème édition, Paris, P.U.F., 1963, p.317). ¡Fácil! « Texto

[16]  Raymond Klibansky, Erwin Panofsky & Fritz Saxl, Saturne et la mélancolie, London, 1964; trad. franc., Paris, Gallimard, 1989, p.111. « Texto

[17]  Cf. J. Ideler (éd), Physici et medici graeci minores, Berlin, 1841; Amsterdam, 1963; citado in Klibansky. « Texto

[18]  Cf. Klibansky, Panofsky & Saxl, Opus citatum, p.109. « Texto

[19]  Cf. mi texto: "La Reflexología de Pavlov", http://cura.free.fr/16pavlov.html « Texto

[20]  Cf. Claude Sigaud, La forme humaine, Paris, Maloine, 1914. « Texto

[21]  Cf. Léone Bourdel, Groupes sanguins et tempéraments, Paris, Maloine, 1960, y Les tempéraments psychobiologiques, Paris, Maloine, 1961. En ésta última obra, en el "cuadro comparativo recapitulatorio de las correspondencias aproximativas entre diferentes clasificaciones cuaternarias" (p.192-193), la confusión y la inconsecuencia del autor están en su cumbre, ya que el Bilioso de Galien (= el Colérico de Hipócrates) está cerca del Cerebral de Sigaud y del Intuitivo de Jung, el Sanguíneo de los tipes Respiratorio y Sentimental, el Linfático (= el Flemático de Hipócrates) de los tipos Digestivo y Sensación, y el Nervioso (= ? el Melancólico de Hipócrates) de los tipos Muscular de Sigaud y Pensamiento de Jung. Así, ¡el desarrollo de la musculatura sería favorable para el ejercicio cerebral! « Texto

[22]  Carl Gustav Jung, Types psychologiques, trad. franc. Yves Le Lay, Genève, Librairie de l'Université, 1950; 1968, p.353 sqq. « Texto

[23]  Cf. la investigación estadística de Jeff Mayo, O. White & Hans Eysenck, "An empirical study of the relation between astrological factors and personality" in Journal of Social Psychology, 105, 1978 (repris in The Astrological Journal 21.4, 1979) y la interpretación crítica de estos resultados (auto-atribución) por Kurt Pawlik & Lothar Buse, "Selbs-Attribuierung als differentiell-psychologische Moderatorvariable: Nachprüfung und Erklärung von H.J. Eysencks Astrologie-Persönlichkeits-Korrelationen" in Zeitschrift für Sozialpsychologie, 10, 1979; retomado en Zeitschrift für Parapsychologie und Grenzgebiete der Psychologie, 23.2, 1981: "A test of the hypothesis that the relationship between astrological birth sign and personality differences in extraversion and neuroticism (as reported by Mayo, White & Eysenck) can be explained in terms of self-attribution of personality descriptions." (p.88). « Texto

[24]  Cf. Gerardus Heymans & Enno Wiersma, "Die Korrelationen der Aktivität, der Emotionalität und der Sekundärfunktion" in Zeitschrift für Psychologie, 51, 1909. « Texto

[25]  Cf. http://cura.free.fr/16pavlov.html « Texto

[26]  Sobre este punto, ver Joseph Nuttin, La structure de la personnalité, Paris, P.U.F., 1965, p.96. « Texto

[27]  René Le Senne, Traité de caractérologie, Paris, P.U.F., 1945; 1963, p.104 sqq. ; Gaston Berger, Caractère et personnalité, Paris, P.U.F., 1954, p.31 sqq. « Texto

[28]  Joseph Nuttin, La structure de la personnalité, Paris, P.U.F., 1965, p.112. « Texto

[29]  Para un análisis caracterial de diferentes periodistas, ver Michèle Leleu, Les journaux intimes, préface René Le Senne, Paris, P.U.F., 1952. « Texto

[30]  Cf. el "Cuadro de las correspondencias entre las tipologías de Le Senne, de Jung y los temperamentos según Mucchielli, Martiny y Resten" dado por Alexandre Vexliard, "Caractérologie et doctrine des tempéraments", in La Caractérologie, 10, P.U.F., 1969, p.56. « Texto

[31]  Cf. por ejemplo Gaston Berger, Caractère et personnalité, Paris, P.U.F., 1954, p.29 sqq. y Roger Mucchielli, La caractérologie à l'âge scientifique, Neuchâtel, Le Griffon, 1961, p.144 sqq. « Texto

[32]  Gérard Deledalle, "Analyse caractérologique de Freud", in La Caractérologie, 6, P.U.F., 1964, p.8. « Texto

[33]  Cf. mi texto: "Avatares del zodíaco astrológico", http://cura.free.fr/16zodi.html « Texto

[34]  Cf. por ejemplo Anna Freud, Le Moi et les mécanismes de défense, trad. franc., Paris, P.U.F., 1949. « Texto

[35]  La función junguiana de "Sensación" no pertenece a las funciones perceptivas. El pensamiento reflexivo se define como coordinación de las sensaciones, y no como "sensación pura". « Texto

[36]  Maine de Biran, De l'aperception immédiate, Paris, Vrin, 1963, y De la décomposition de la pensée, Genève, Slatkine, 1982, vol. 3 & 4 « Texto

[37]  Sobre esta cuestión, cf. el capítulo "Determinismos", continuación de mi tesis (1993). « Texto

[38]  Para hacerse una idea del estado de imprecisión que acompaña estas nociones confundidas en el debate psicológico, cf. por ejemplo Joseph Nuttin, "Personalidad, carácter y temperamento", in La structure de la personnalité, Paris, P.U.F., 1965, p.20-26. « Texto



Referencia de la página:
Patrice Guinard: El Arquetipo zodiacal cuadripolar
http://cura.free.fr/esp/25arqzes.html
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